Los reptiles forman una clase de animales con esqueleto interno o vertebrado, que está representada hoy por los cocodrilos, tortugas, serpientes, lagartos. No es muy difícil distinguir cualquiera de estos tipos de reptiles de miembros actuales de otras clases de vertebrados, pero cuando se consideren criaturas extinguidas, el problema de la distinción se hace más complicado. Los restos fósiles de estos animales representan sólo generalmente las partes duras de sus cuerpos tales como huesos y dientes, que han sido mineralizados y se han conservado así a lo largo de los tiempos geológicos. Muchos de los caracteres que distinguen un reptil de un anfibio o un mamífero se refieren a tejidos blandos del cuerpo, o a su biología y modo de desarrollo embrionario. De todo esto, incluso el fósil mejor conservado nos dice muy poco y tal información, cuando puede ser obtenida de ellos, fácilmente se interpreta mal. Sabemos, por la evidencia directa que proporcionan los fósiles y por la indirecta que proviene del estudio de la anatomía comparada, que durante el curso de la evolución los reptiles se originaron a partir de los anfibios y dieron lugar al nacimiento de dos ramas colaterales que fueron a parar a pájaros y mamíferos. Deben de haber existido por lo tanto, alguna vez, animales que tuvieron características intermedias entre los anfibios y los reptiles, y entre estos últimos y miembros de cada uno de los grupos de vertebrados “más elevados”, aunque tales criaturas de transición no han sobrevivido hasta los tiempos presentes. Es por lo tanto imposible dibujar una línea divisoria absoluta entre grupos de animales que han descendido o son ancestros el uno del otro. Denominaciones como Amphibia y Reptilia sólo son etiquetas hechas por el hombre para su propia conveniencia y aplicadas selectivamente a grupos de miembros de cada grupo más que con los representantes de cualquier otro grupo. Los reptiles son vertebrados y poseen todos los rasgos que son característicos de su filum: simetría bilateral, un cráneo, un esqueleto interno que encierra una cuerda tubular nerviosa, ésta se ensancha en la región de la cabeza para formar el cerebro; ojos, nariz y oídos, un corazón, un sistema sanguíneo aislado de las cavidades corporales y un complemento de vísceras típico; sistema digestivo, órganos excretores; y reproductivos, y normalmente, miembros pares o sus vestigios.
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